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Cajete trípode

Cultura Tarasca (izquierda)
Cultura Maya (derecha)
Periodo posclásico
900-1521 d. C
Arcilla modelada, pulida y pintada al negativo
13 x 21.5 cm. y 11.9 x 23 cm.
Colección CONACULTA-INAH-MEX

El parentesco de estas dos piezas salta a la vista. Semejantes son la técnica de modelado, el color del barro y los motivos decorativos geométricos. Provienen de la cultura purépecha –o tarasca–, que habitó la región de Michoacán, pero entre ellas hay una distancia de algunos cientos de años, si bien a simple vista resulta difícil identificar cuál pudo ser anterior.

Ambas piezas están pintadas al negativo. esta técnica consiste en cubrir de cera o chapopote aquellas partes del diseño que no se desea pintar, y aplicar el color en los dibujos que quedan al descubierto. De esta manera, al cocerse las piezas se pierde el material sobrepuesto y queda expuesto el color del barro. Posteriormente se bruñen mediante el tallado con piedras duras.

En los dos cajetes destaca el motivo de la greca escalonada que termina en un gancho o espiral angular. Consta de tres partes: la escalera, el gancho angular y el ángulo recto, que completa una especie de cuadrante.

El simbolismo de la greca escalonada y la espiral en el arte mesoamericano ha sido estudiado por arqueólogos, antropólogos e historiadores del arte. Se trata de formas arquetípicas que aparecen en distintas culturas. No tienen principio ni fin y representan a la vez el ascenso y el descenso, la ida y la vuelta. En las culturas del México antiguo se asocian con Quetzalcóatl, deidad creadora y transmisora de conocimiento en quien se encuentran el cielo y la tierra, la huida y el retorno.

La greca escalonada representa el movimiento por la progresión del cuadrado y, por lo tanto, expresa el espacio. También simboliza el crótalo de la Serpiente Emplumada. La espiral se asocia con el tiempo y la totalidad, pues representa el viento, advocación de Quetzalcóatl que produce el movimiento, así como el caracol y el ombligo, que se asocian con el origen. Se considera que en su forma angulada alude a la tierra, en especial el inframundo; en oposición a la espiral circular, que simboliza el cielo. El gancho se asocia a la lengua bífida de la serpiente.

El ángulo neutraliza el movimiento y cierra el espacio. Algunos estudiosos consideran que representa el pulque. Es posible encontrar una lógica simbólica para apoyar estas ideas si se considera la interrelación de varios mitos, aún cuando pueden ser posteriores a estas piezas. En una leyenda, el sacerdote tolteca Quetzalcóatl crea y enseña el cultivo del maguey, y en otra se embriaga y peca, por lo que huye avergonzado con la promesa del retorno. Éste es también el dios que viaja por el inframundo para encontrar los huesos preciosos y crear al hombre.

Es poco probable que los artesanos pensaran en el sentido esotérico de sus motivos decorativos, pero es claro que éstos pasaron a formar parte de las convenciones estéticas de las distintas culturas.