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Olla policromada

Cultura Cholulteca
Periodo postclásico tardío
1325-1521 d. C.
Arcilla modelada, policromada y pulida
35 x 40 x 36 cm.
Colección CONACULTA-INAH-MEX

Esta vasija de la colección resguardada por el Museo de Historia Mexicana procede de la Mixtequilla, zona arqueológica de la región sur de Veracruz que colinda con el actual estado de Oaxaca, donde se ha localizado un buen número de ejemplares similares, aparentemente elaborados por alfareros locales en un periodo cercano a la Conquista.

La Mixtequilla pertenece al horizonte de las culturas del Golfo; en periodos anteriores la región se vinculaba a las culturas totonaca y huaxteca, y posteriormente estuvo en contacto con otomíes y nahoas, entre otros pueblos, de manera que en sus expresiones cerámicas están presentes variadas influencias. No obstante, en esta pieza los materiales, forma y pinturas son característicos de la cerámica tipo códice mixteca.

Su gruesa pared está modelada en barro naranja de tipo poblano y coloreada con bandas circundantes en colores rojo y negro. La curvatura de su cuerpo es mínima, y se abre en la parte superior para terminar en un borde fino; tiene pequeñas asas laterales y fondo plano.

Es notable el desarrollo del arte alfarero en la solidez y gran tamaño de la pieza, así como en la técnica de cocimiento y pulido. Está decorada con cuatro imágenes de chimalli «escudo» y otras insignias que representan deidades y hacen referencia a un mito.

El antiguo pueblo mixteca, que se llamaba a sí mismo ñuu dzavui, «pueblo de la lluvia», habitaba desde 200 d. C. una amplia región que todavía lleva su nombre y que es parte de los estados de Puebla, Guerrero y Oaxaca. Hacia 900 d. C. inició su expansión y unificación, jerarquizando ciudades antes autónomas. en esta época depuró sus oficios artísticos, en especial la decoración arquitectónica, la orfebrería, la cerámica y la pintura. Hacia 1458 los mexicas iniciaron su expansión militar y sometieron a los mixtecas. Gran parte de los tributos que les exigían se entregaban en piezas cerámicas y pinturas de códices, a los que sus tlacuillos (pintores) mixtecas otorgaron su estilo distintivo.

La cerámica mixteca se considera la cumbre de la alfarería mesoamericana. Como es evidente en este ejemplo, su influencia técnica y artística se extendió a los diferentes lugares que estuvieron bajo su dominio.