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Brasero antropomorfo de tipo teatro

Cultura Teotihuacana
Periodo clásico temprano
250 - 600 d. C.
Arcilla modelada, pintada y pulida
61 x 37 x 22 cm.
Colección CONACULTA-INAH-MEX

Un tipo peculiar de cerámica ritual teotihuacana son los braseros llamados convencionalmente “tipo teatro”, que también pueden ser descritos como “altar” o “templo”. Están compuestos por dos partes: la inferior es una vasija semicónica en la que se quemaba algún tipo de incienso, y la superior es una chimenea que además sirve de soporte a un armazón adornada al pastillaje con motivos simbólicos.

La escultura se asemeja a un tocado, pero tiene unas bandas horizontales en las que se ha añadido una serie de placas de barro llamadas “mantas”, que llevan grabados símbolos o glifos. Al fondo, enmarcada por el elaborado decorado, hay una máscara, de tal manera que parece un personaje que se asoma al fondo de un nicho o escenario. Muchas veces la cara porta una protección en forma de cruz sobre el área de la boca. Algunas partes de la pieza estaban pintadas de rojo, ocre, blanco o turquesa.

Dos tercios de los braseros de Teotihuacan son de ese tipo, y se han encontrado en contextos funerarios o bajo el piso de construcciones residenciales.

No se conoce su función ritual, pero el análisis de la simbología relacionada con el calendario y el sistema numérico ha llevado a algunas interpretaciones.

En el ejemplar del Museo de Historia Mexicana pueden verse cinco haces de cañas atadas en la parte superior y cuatro mantas en la parte inferior que llevan el glifo “V” y una serie de barras verticales en la parte superior. Tres mantas parecen haber estado pintadas de ocre y una en turquesa.

Las cañas atadas se asocian con ciclos de años, y es posible que también la “V” sea una alusión a un “atado” de años relacionado con las barras verticales. Por otra parte, esta manta está vinculada al dios de la lluvia, en su aspecto marcial y de rector del ciclo agrícola. Considerando que en Teotihuacan se realizaba la ceremonia del Fuego Nuevo cada fin de ciclo para renovar el curso del cosmos, y a partir de cierta descripción de rituales de homenaje a los muertos entre los mexicas, James Langley ha aventurado la hipótesis de que posiblemente el brasero se utilizaba para un ritual periódico de homenaje a un personaje militar fallecido.