Pantaleón de la Trinidad Panduro Martínez, fue hijo de Francisco Panduro Casillas y Juana Martínez Ríos. Nació el 27 de julio de 1847 en San Pedro Tlaquepaque, localidad jalisciense donde se trabajaba el barro, específicamente en la elaboración de ladrillos y tejas, cerámica, así como rudimentarias figuras artesanales de tipos humanos.

En este contexto, Pantaleón adoptó el oficio de ladrillero que también ejercía su padre. Dotado con una gran habilidad para el modelismo en barro, y de forma autodidacta, empezó a realizar escenas y personajes de su entorno: aguadores, arrieros, charros, vendedores, mendigos, tortilleras, entre otros, así como retratos de los protagonistas de la vida política del México decimonónico, como se puede apreciar en esta pieza del emperador austríaco.

Las noticias sobre el realismo y la precisión en las piezas de Panduro trascendieron no solo los límites locales, sino también los del país. Investigadores especialistas en la familia Panduro, como Rubén Rodríguez García y Bernardo Carlos Casas, señalan que recibió invitaciones para trasladarse al centro del país e incluso al extranjero, con el fin de perfeccionar académicamente su técnica, caracterizada por el uso de herramientas simples como estiques de madera y el modelado manual. No obstante, el artesano rechazó estas propuestas y optó por continuar laborando en su taller.

Su instrucción y laboriosidad, devino en un nuevo legado de discípulos, entre los que se incluyen sus hijos e hijas, quienes continuaron preservando la tradición del trabajo en barro, misma que se mantiene vigente en manos de sus herederos. El legado de Panduro sigue siendo fundamental para entender la riqueza del arte popular mexicano y sus obras siguen siendo estudiadas y apreciadas como parte de la historia del arte en México.