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Cruz de la Orden Imperial de Guadalupe (Cruz de malta)

Rothe (Joyero)
Metal, esmalte y textil
Siglo XIX
10 x 4 cm.
Colección Museo de Historia Mexicana

Al instaurarse en México una monarquía constitucional, Agustín I decidió que debía crearse una orden que pudiese premiar los servicios a la patria, y en 1821 fundó la Orden Nacional de Nuestra Señora de Guadalupe. Había dos categorías, Gran Cruz y miembro numerario. El monarca requería constituir una nobleza formada por personajes influyentes en la sociedad. Quien recibía el honor de ser miembro, juraba practicar la religión católica y defender al monarca. la Orden representaba una estrategia para garantizar la lealtad y reconocer los servicios prestados a la patria.

A la muerte de Iturbide, los títulos cayeron en desuso, pero treinta años después Antonio López de Santa Anna restituyó la Orden, e incluso logró su reconocimiento por el papa Pío IX en 1854, pero pocos meses después su régimen fue derrocado.

Maximiliano I restableció la Orden por tercera y última vez, llamándola Orden Imperial de Nuestra Señora de Guadalupe, y otorgando cuatro grados: Gran Cruz, Gran Oficial, Comandante y Caballero. la condecoración que obra en la colección del Museo de Historia Mexicana proviene de esta etapa.

La insignia lleva, sobre un campo radiante, una cruz de Malta esmaltada en franjas concéntricas verde, blanco y rojo, con predominio de este último color. Al centro tiene un óvalo con la imagen de la Virgen de Guadalupe y en torno la leyenda: «Religión, Independencia, Unión». En el remate lleva el águila de frente, con las alas desplegadas y la serpiente en el pico.