María Félix es considerada como la máxima diva del cine mexicano y una de las presencias fundamentales de la industria fílmica nacional. Nació el 8 de abril de 1914 en la ranchería El Quiriego, cercana a la población de Álamos, Sonora. Sus padres fueron Bernardo Félix Flores y Josefina Güereña Rosas. Tuvo once hermanos. Su infancia transcurrió en Álamos y posteriormente en Guadalajara, Jalisco.

En 1931 contrajo matrimonio con Enrique Álvarez Alatorre con quien procrearía a su único hijo, Enrique Álvarez Félix. La pareja se divorció y en 1939 María se trasladó a la Ciudad de México. Mientras caminaba por el centro de la ciudad tuvo un encuentro fortuito con el cineasta Fernando Palacios, quien le ofreció hacer cine. Palacios le abrió las puertas al medio artístico, la inscribió en clases de actuación, baile y dicción y se convirtió en su representante.

En 1942, María hizo su debut en el cine con la cinta El Peñón de las Ánimas, teniendo un papel protagónico al lado de Jorge Negrete. En adelante y durante los siguientes 28 años, María realizó un total de 47 películas, en México, Argentina, España, Italia y Francia, convirtiéndose en aquella época, en la estrella mejor pagada del cine mexicano. Su fama se extendió a toda América y Europa, pero se rehusó a trabajar en el cine estadounidense.

Dentro de su filmografía, que incluye dramas campesinos y revolucionarios, historias urbanas, comedias y adaptaciones de novelas realistas y naturalistas, María encarnó muchas veces, a una mujer altiva que se rebelaba ante el sometimiento de la mujer al hombre arrogante. Octavio Paz escribió al respecto: “María es una mujer muy mujer que ha tenido la osadía de no ajustarse a la idea que se han hecho los machos de ella. Es libre como el viento; dispersa o congrega las nubes, las parte o las ilumina con una centella, con una mirada. Su magnetismo se concentra en sus ojos, alternativamente serenos y tempestuosos: atraen y fulminan”.

Conocida con el sobrenombre de “La Doña” por su papel interpretado en la película Doña Bárbara de 1943, su estilo y belleza fascinaron lo mismo a pintores, escritores, compositores y diseñadores.

Tras su última aparición cinematográfica en 1970 con la película La Generala, María participó en la telenovela La Constitución a petición de su amigo Ernesto Alonso. Desde entonces dividió su tiempo entre Francia y México; se dedicó a la crianza de caballos -contaba con una cuadra de caballos que llegó a ser la más importante de Francia-, a asistir a eventos sociales, homenajes y subastas de arte. El 25 de mayo de 1996, su hijo Enrique Álvarez Félix murió a consecuencia de un paro cardíaco.

Además de su primer matrimonio, “La Doña” contrajo nupcias tres ocasiones más: con el compositor Agustín Lara en 1945, con el actor y cantante Jorge Negrete en 1952 y con el banquero francés Alexander Berger en 1956. Su última pareja sentimental fue el pintor franco-ruso Antoine Tzapoff.

En 1946, la actriz recibió el primer premio Ariel por su interpretación en Enamorada. Las películas Río escondido en 1947 y Doña Diabla en 1949 le prodigaron dos premios más por su actuación. En 1986 recibió un cuarto Ariel, esta vez de Oro en reconocimiento a su carrera cinematográfica y de igual manera le fue otorgada la Diosa de Plata por su carrera internacional como actriz en 1989.

El gobierno de Francia la condecoró en 1996 con la Orden de las Artes y las Letras en grado de Comandante, distinción otorgada a sus ciudadanos y extranjeros, por su labor en la promoción de la cultura. En el año 2000, recibió la Legión de Honor, el máximo galardón otorgado por el gobierno francés por su extraordinaria carrera en el cine. María lo llamó “el máximo honor que he recibido en mi vida”.

María Félix murió el 8 de abril de 2002, día que cumplía 88 años en su residencia de la Ciudad de México. Sus restos fueron honrados en el Palacio de Bellas Artes y se le rindió tributo en el Teatro Jorge Negrete. María descansa en el Panteón Francés, junto a su hijo Enrique y sus padres.