Las piezas que se resguardan en el Museo Nacional de Historia, han sobrevivido por su valor. Son apreciadas por su estricta manufactura, por su pertenencia a personajes destacados de épocas pasadas, por lo exquisito de sus materiales. Casi dos centenares de piezas escogidas de las colecciones de indumentaria del Castillo de Chapultepec se agrupan para contar sus propias historias. Y como piezas de museo, cada una ofrece la explicación de su conservación: sus bocetos biográficos están hechos de pequeños sucesos de las vidas de sus propietarios. El paso del tiempo marcó su destino desde el acopio y la custodia hasta el resguardo y el trabajo de investigación y restauración.
Las piezas de indumentaria son vastas y opulentas unas; disimuladas y austeras otras. Maravillosas en su conjunto, todas de naturaleza frágil. Su existencia presente, su persistencia y la difusión de su significado son la vocación principal del INAH: construir valores mediante la memoria que las cosas heredadas del pasado nos traen.
Textura del tiempo, la indumentaria es portadora del lenguaje corporal, mensajera de los ritmos de la vida: la hay señalada para el nacimiento y los ritos de iniciación, los matrimonios y los partos, los bautizos o el duelo. Portadores de signos políticos y sensuales, militares o civiles, solemnes y festivos, los trajes y vestidos que hoy se guardan en el Museo Nacional de Historia, por su valor estético y su carga simbólica son ventanas al pasado.