Estas viendo la Colección:

Retrato de Emiliano Zapata

Leopoldo Méndez
Siglo XX
Grabado en linóleo sobre papel
95 x 80 cm
Colección Museo de Historia Mexicana

Hay al menos tres razones que hacen significativa esta obra en la historia de México: es una imagen representativa de Emiliano Zapata, un grabado de Leopoldo Méndez y una estampa de los títulos de la película Pueblerina (1948), una de las más prestigiadas de Emilio «el Indio» Fernández.

El general Emiliano Zapata se alzó con la Revolución bajo la consigna ¡Tierra y Libertad! Se resistió a entregar las armas hasta no ver satisfechas las demandas agrarias de su revolución campesina. En 1919 tenía alrededor de cuarenta años. Fue traicionado, emboscado y acribillado por la tropa de un militar que actuaba con la pretensión de pasarse a su bando. Se convirtió en un mito. Zapata era el emblema de la lucha social; la leyenda lo mantenía vivo y el arte que proponía reivindicaciones sociales lo tomó como un motivo reiterado.

El de Leopoldo Méndez (1902-1969) es un nombre ilustre en la historia de las artes gráficas en México y en el mundo. Estudió en la Academia de San Carlos, donde formó su talento como dibujante y aprendió la técnica del grabado. Participó en las misiones culturales de la época de José Vasconcelos, enseñando arte en el estado de México y en Jalisco, donde también adquirió el gusto por coleccionar arte popular. En 1929 comenzó a realizar grabados para la revista El Sembrador, que la Secretaría de Educación distribuía en áreas rurales. Su participación en ésta y otras publicaciones, carteles y folletos le permitió madurar su habilidad para la narración visual, con un dibujo emotivo y económico, que traza, a veces con humor, escenas de la vida popular.

Méndez concebía el arte como un vehículo de la lucha social. Perteneció al Partido Comunista de México, formó parte de la Liga de Escritores y Artistas Revolucionarios (LEAR) y fue uno de los fundadores del Taller de la Gráfica Popular, que dirigió de 1937 a 1952. Ahí había un estudio y una prensa para que los artistas del lápiz, la gubia y el buril hicieran obras en favor de la lucha socialista.

A finales de los años cuarenta el fotógrafo Gabriel Figueroa le solicitó que hiciera los grabados para tres películas de Emilio «el Indio» Fernández: “Río Escondido”, “Pueblerina” y “La rosa blanca”. Estos grabados, unos diez por película, aparecían algunos segundos en todo el campo de la pantalla, y luego de los primeros instantes se les superponían los títulos. Posteriormente se realizaron algunas impresiones como la que vemos aquí. Pueblerina narra el regreso a su pueblo de un campesino que estuvo en la cárcel por vengar la violación de su novia a manos de un terrateniente, así como los nuevos agravios que tiene que enfrentar cuando vuelve a buscarla. El tema de la cinta no es la Revolución; sin embargo, el retrato de Zapata se emplea para aludir a la injusticia agraria y la reivindicación campesina.

El Zapata que recrea en esta ocasión se basa en una fotografía muy difundida en la que el general aparece de pie, mirando con cierta hosquedad de arriba abajo. Porta una banda tricolor, carrucheras y un amplio sombrero, que en este dibujo cobra gran peso en la composición, en parte porque el grabado es de medio cuerpo. El original presentaba al personaje girado ligeramente hacia la derecha; en cambio, aquí se orienta hacia la izquierda, pues la imagen copiada sobre linóleo se imprimió en negativo sobre el papel.

Frente a otros grabados de Zapata y de la Revolución que realizó Méndez, caracterizados por su emotividad y potencia narrativa, esta imagen de Zapata es convencional. Se trata de un retrato para ilustrar el tema de la película, que presenta al personaje para que sea reconocido de manera inmediata. No obstante, la maestría del grabador se observa en el enérgico ritmo de las líneas trazadas con la gubia, que dan un singular volumen y dinamismo al dibujo.