Estas viendo la Colección:

Virgen de la Soledad

Escuela Mexicana
Siglo XIX
Óleo sobre tela
125 x 82.5 x 4 cm.
Colección Museo de Historia Mexicana

De las advocaciones de la Virgen María que se refieren a pasajes de su vida, hay tres que recuerdan sus momentos de mayor aflicción: la Virgen de los Dolores, la Piedad y la Virgen de la Soledad. Según la tradición, María sufrió siete grandes dolores en su vida, por eso uno de los atributos que la representan es un corazón ardiente de amor traspasado por siete espadas. la imagen proviene de la profecía de Simeón (lc. 2, 22-35): «Este Niño está puesto para ruina y resurrección de muchos de Israel, y una espada traspasará tu alma.

El quinto dolor de la Virgen ocurre al presenciar la pasión y muerte de su hijo. Esta imagen de María es la que se llama propiamente Virgen de los Dolores y se venera el Viernes Santo. El sexto dolor le sobreviene en el momento en que recibe el cuerpo de su hijo, cuando es bajado de la cruz, que se representa como la Piedad. El séptimo dolor es el de visitar el sepulcro, y consecuentemente seguir viviendo sin el Hijo; este es el que da origen a la Virgen de la Soledad.

La Virgen de la Soledad es, pues, una derivación de la Virgen de los Dolores, como se puede apreciar en la petición que describe la cartela inferior de esta imagen.

La iconografía que vemos en este óleo es de origen español, de donde proviene la túnica negra. La expresión desolada, el rostro pálido y distorsionado por la pena, y las manos entrelazadas en actitud de ferviente súplica también son rasgos que se observan en imágenes peninsulares desde siglos anteriores.

La Virgen de la Soledad es la patrona de Oaxaca, donde hay registros de su culto desde el último cuarto del siglo XVI. En el siglo XVII se construyó su basílica al lado de un convento de monjas agustinas recoletas. El manto de la imagen oaxaqueña es como el de las vírgenes andaluzas: está elaborado en tela gruesa y bordado; enmarca la cara y cae en forma de campana.

En esta pintura, en cambio, el ropaje es similar al de una monja agustina o dominica, con velo negro sobre túnica blanca y un largo rosario colgado del cuello. La obra tiene a la vez una función devocional y ornamental. Las puntas del manto se enlazan en un moño luctuoso a los pies de la imagen, lo que recuerda su sentido de duelo. la Soledad es una advocación capaz de perdonarlo todo, de la misma manera en que la Virgen perdonó a los hombres la muerte de su hijo para salvarlos.