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Pistola de chispa

Siglo XIX
Con la leyenda grabada sobre el cañón: "Viva Fernando VII"
Madera y metal
15 x 39 cm.
Colección Museo de Historia Mexicana

Las primeras pistolas surgieron hacia el siglo XVI en Europa; eran armas cortas que se portaban con una sola mano y fungían como auxiliares de la caballería, ya que al no ser rápida su carga en medio de una contienda, éstas servían más como un garrote en el combate cuerpo a cuerpo.

 

El ejemplar que aquí se presenta es una pistola de avancarga del siglo XIX, que se encendía por un sistema de llave de chispa; las armas de avancarga son aquellas en las cuales tanto el proyectil como el propelente –sustancia explosiva, como por ejemplo la pólvora- son cargados por la boca del cañón de la misma.

 

En estos mecanismos las pistolas requerían la recarga de su munición manualmente después de cada disparo. La munición se introducía por la boca del cañón y consistía en pólvora, proyectil y taco de papel (que servía para mantener comprimidos los dos anteriores dentro del cañón y se presionaba con un adminículo denominado baqueta). Este método era muy lento, y generalmente, los combatientes desenfundaban sus sables o espadas después de disparar, ya que las circunstancias no permitían recargar nuevamente la pistola.

 

Es probable que esta arma sea de fabricación española. Lleva inscrita la leyenda “Viva Fernando VII” –nombre del monarca español durante la ocupación francesa en España- lo que indica que probablemente date de 1808 a 1814.

 

En el mismo periodo se libraba la guerra de insurgencia en México y los criollos insurgentes expresaban con esta misma frase su adhesión al rey y su descontento con el gobierno virreinal. Esta arma pudo pertenecer a cualquiera de los bandos: al insurgente o al realista.